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Libertad, costumbres, habitos y caprichos

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La libertad no es algo que pueda ser asociado con las costumbres, los hábitos y los caprichos. Libertad consiste en querer ser uno mismo; es aquello que depende de nosotros mismos, no de lo que depende de las costumbres adoptadas en la época en la que nos toca vivir, ni en los hábitos y los caprichos propios o de los demás. “Dos más dos son cuatro”, tal expresión no depende de nosotros, pero sí podemos elegir entre situaciones de nuestra vida que no están predeterminadas y que caen dentro del campo de aquello que sí depende de nosotros. El hombre, antes que nada, es un ser que elige, un ser que se arriesga y un ser que se construye a sí mismo y a su propio ser. Ahora bien, no se quiere decir con ello que todas las costumbres, hábitos y caprichos sean motivos inadecuados para actuar; sería poco apropiado querer llevar sistemáticamente la contraria a todas las órdenes, a todos los caprichos y a todos los hábitos que socialmente pasan como fundamentales; no, a veces éstos resultan ag...

Libertad, destino y destinacion

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La libertad, como hemos venido señalando, es la posibilidad y al mismo tiempo la capacidad que tenemos los humanos de inventar, decidir y elegir entre lo posible por nosotros mismos. Se trata de una elección no aparente sino real, en donde de manera racional y crítica nos hacemos responsables de nuestros propios actos. El hombre, cuanto más libre, se constituye en un sujeto más moral. Pues éste, no es nunca algo acabado, sino un proyecto de ser. A través de la libertad, se acendra y se amplifica en su ser; se proyecta como ser autoconsciente, se apropia y diseña no su propio destino, sino su propia destinación,m esto es, lo que el hombre mismo es y puede llegar a ser conforme a lo que tiene de específicamente humano, y no en función de un destino concebido como fatalidad que le es impuesto de forma inexorable.

Los determinismos culturales y biologicos.

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Se puede decir que, a pesar de los determinismos biológicos (crecimiento biológico) y culturales (educación, lenguaje, cultura, etc.) que influyen sobre nuestras vidas, “estamos condenados a ser libres”. Siempre existirá un margen de actuación para la voluntad de la acción. En este sentido, la libertad se convierte en el concepto central de la ética, pues gracias a que somos libres y, por tanto, a que tenemos capacidad de autodeterminación, nos vamos constituyendo en sujetos cada vez más autónomos y racionales, en una palabra, más humanos. La ética misma consiste, pues, en este proceso de subjetivación y de autoapropiación de nuestras propio y personal proyecto de vida. 

Temperamento y Caracter

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Las diferencias entre las cualidades heredadas y las adquiridas es, en general, sinónimo de la diferencia entre temperamento, dotes y todas las cualidades físicas constitucionales, por una parte, y el carácter, por la otra. Mientras que las diferencias en el temperamento no tienen carácter ético, las diferencias en el carácter constituyen el verdadero problema de la ética; ellas son la expresión del grado en que un individuo ha tenido éxito en el arte de vivir. El temperamento se refiere al modo de reacción y es algo constitucional e inmodificable en el individuo, mientras que el carácter se forma esencialmente por las experiencias de la persona, especialmente, en su infancia y es modificable hasta cierto punto por el conocimiento de uno mismo y por nuevas experiencias.

Ethos, Caracter y Personalidad moral.

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La vida humana es por naturaleza moral, en tanto el hombre está irremediablemente emplazado a conducirla por sí mismo. La moral, en este sentido primario, consistirá en cómo la conduzca, de acuerdo con las posibilidades que él mismo haya preferido. La moral consiste, por tanto, no sólo en ir haciendo mi propia vida, sino en cómo de hecho la he construido, a partir de la incorporación de las posibilidades ya realizadas. En este sentido, la moral resulta ser algofísicamente real, o como decía Aristóteles, una segunda naturaleza. La apropiación real de estas posibilidades, buenas o malas, es lo que va conformando mi doble naturaleza, es decir, mi doble personalidad. El carácter, éticamente considerado, configura la verdadera personalidad moral. ¿Qué significa tener una verdadera personalidad moral? Quiere decir que nuestro carácter y/o modo de ser se va definiendo a través de cada uno de nuestros actos. De este modo, la personalidad moral incorpora todos aquellos actos que vamos bordan...

Moral como estructura y Moral como contenido

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El hombre posee una estructura moral, que consiste precisamente en esa facultad para ser libre, es decir, para preferir y optar ante las diferentes situaciones que se le plantean en el curso de la vida. Sin embargo, una cosa es la estructura moral del hombre y otra cosa es la moral como estructura y la moral como contenido. En la moral como contenido, se concibe a la justificación como justicia. Consiste en que el acto se ajuste no ya a la situación, a la realidad, es decir, al estímulo del medio ambiente, sino a la norma ética, al fin último, a la ley o conciencia moral. Justo en esta dimensión, ya no significa ajustado, sino honesto; justicia debe tomarse aquí como sinónimo de honestidad. En este sentido, la justificación como justicia es la que más interesa desde el punto de vista moral, ya que en este plano las acciones pueden ser justas o injustas, morales e inmorales, y hasta si se quiere, amorales.

La justificación como estructura interna del acto moral

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Aún y cuando en el animal el ajustamiento con respecto al medio se produce de realidad en realidad —de organismo a organismo- directamente, en el caso del ser humano se da indirectamente, a través de la posibilidad y la libertad, es decir, libertad no sólo de tener que responder unívocamente, sino también libertad para preferir en vista de algo, convirtiéndose así los estímulos en instancias y recursos, esto es, en posibilidades. En una palabra, mientras al animal le está dado el ajustamiento, el hombre tiene que hacer ese ajustamiento. .. es decir, tiene que justificar sus actos.  La justificación es, pues, la estructura interna del acto humano. Por eso, en vez de decir que las acciones humanas tienen justificación debe decirse que tienen que tenerla; que necesitan tenerla para ser verdaderamente humanas....  “No somos libres para dejar de ser libres”.